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VINO y…. ¡SALUD!


Alemania está entre los 10 países que más produce y consume vino. Por esta razón, el pasado 15 de julio la FCAB realizó una conferencia virtual dirigida por el doctor Gerardo González Vesga, quien dio a conocer los beneficios que trae esta bebida para la salud y en la cual se conectaron más de 90 personas.

El vino ha sido parte de la cultura humana desde hace unos 6.000 años y los antecedentes históricos relacionan al vino con la salud. Hoy en día la investigación científica ha servido para corroborar algunas de las propiedades dadas a conocer hace miles de años.

Apenas en los años 90's se comenzó a estudiar una posible relación entre dieta y enfermedad cardíaca al observarse que, en países europeos mediterráneos, especialmente en Francia, la tasa de mortalidad por afecciones cardiovasculares era mucho más baja que en Estados Unidos y otros países del norte de Europa. El interrogante fue denominado “la paradoja francesa” y se atribuyó a la dieta mediterránea, acompañada de vino.

Desde entonces, múltiples han sido los estudios realizados en todo el mundo para evaluar los mecanismos y el beneficio atribuido al consumo de vino. Nuestro propio cuerpo está continuamente en un proceso de oxidación que produce radicales libres que conducen al "estrés oxidativo", responsable del envejecimiento y de muchas enfermedades.

La oxidación entre otros efectos da origen a las lipoproteínas de baja densidad (LDL), llamadas colesterol malo, que forman parte importante de las placas de ateroma que es la base de la arterioesclerosis, en contraposición con las lipoproteínas no oxidadas o de alta densidad (HDL) o colesterol bueno, que disminuyen el depósito en las paredes arteriales. El “estrés oxidativo” además de enfermedades arterioescleróticas, genera otras enfermedades como el Alzheimer, diabetes, artritis y otras lesiones o mutaciones celulares, que derivan en la aparición de determinados tipos de cáncer.

Para prevenir este proceso, el organismo necesita sustancias antioxidantes que lo retrasan o previenen significativamente. La neutralización de los radicales libres corre a cargo de ciertas enzimas, algunas vitaminas y los polifenoles de gran concentración en el vino tinto. El principal polifenol que contiene el vino es el Resveratrol, molécula sometida actualmente a mayores estudios científicos que están demostrando sus beneficios. Está presente en todos los vinos tintos con diferentes concentraciones dependiendo de la variedad de uva y su procedencia, y en menor proporción en los vinos blancos.

Lo último que se está publicando es el efecto de las Sirtuínas en la longevidad y su relación con el vino tinto. Son enzimas presentes en toda la escala biológica, que regulan la maduración y muerte celular. Estas enzimas son activadas por el Resveratrol y de acuerdo con investigadores del más alto nivel, afirman que, extrapolando sus hallazgos, brindarían la esperanza de extender la expectativa de vida por la generación de anticuerpos contra la vejez, por lo cual se creería que estamos cerca al “elixir de la eterna juventud”. (Nature Reviews 2006, Science 2007)

EVIDENCIA CIENTÍFICA

En los últimos 40 años se ha venido publicando en las más importantes revistas médicas del mundo la evidencia sobre los beneficios del consumo moderado de vino. El primer gran estudio en Francia informó 40 % menos riesgo de muerte por accidente cerebrovascular e infarto; 22% menos por cáncer y 33 % menor mortalidad en general, lo cual era verdaderamente significativo. Posteriores publicaciones científicas concluyen que el consumo moderado de vino se asocia con un menor riesgo de múltiples problemas cardiovasculares, más salud y mayor longevidad (Epidemiology 1998, BMJ 1995-2011-2020).

- Beneficios Cardiovasculares

La prestigiosa revista de la Academia Americana de Medicina en una información dirigida a los médicos admite que los bebedores moderados de vino pueden tener más bajo riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluyendo los infartos (JAMA 2001).

La Asociación Americana de Cardiología, muy conservadora en sus conceptos, se pronunció diciendo que "ya hay actualmente una justificación para recomendar el vino como una estrategia cardioprotectiva", pero mantiene su recomendación de que el uso del alcohol debe ser materia de discusión entre médico y paciente (Circulation 2001-2002-2004, Int J Cardiol 2013).

- Prevención del cáncer

Un estudio publicado en1997, en la importante revista científica "Science", demostró que el Resveratrol, tenía actividad quimiopreventiva en el desarrollo de lesiones preneoplásicas en glándulas mamarias y de cáncer de piel en ratones. Esto motivó una serie de investigaciones en los seres humanos. Posteriores investigaciones han puesto de manifiesto cómo el Resveratrol, abundante en el vino, inhibe la proliferación o acelera la muerte de células tumorales en diferentes tipos de cáncer. Varios estudios científicos han concluido que el consumo moderado de vino disminuye la incidencia o el riesgo de progresión a enfermedad letal, en cáncer de ovario, mama, próstata y colon (Int J Cancer 2004,2005,2009,2016).

- Efectos del vino en el sistema nervioso

Varios estudios han valorado el riesgo de presentar un accidente cerebrovascular, encontrando una curva en forma de "U", es decir que la ingesta moderada, disminuye el riesgo, pero que se aumenta a mayor consumo.

En relación con la enfermedad de Alzheimer, la mayoría de los estudios científicos muestran que la ingestión moderada de vino durante la vida adulta mantiene la función cognitiva, la agilidad y agudeza mental, reduciendo notablemente el riesgo de padecer la enfermedad (Rev Neurol–Paris 1997, Neurology 2002).

El consumo moderado de vino también favorece a la memoria en contra de la creencia popular de que hay que beber para olvidar. Igualmente, la revista BMC Medicine en 2013 informa que el beber vino en forma moderada puede reducir la incidencia de depresión. Investigadores de la Universidad de California, aseguran que, al tomar vino, se liberan endorfinas, que son las “hormonas de la felicidad”.

Entre los pocos efectos negativos del vino está la migraña, por lo cual se recomienda precaución con el vino en personas propensas a ella.

- Acción digestiva

El efecto del vino sobre las infecciones se conoce de forma empírica desde hace siglos, cuando se aconsejaba mezclar el agua con vino para prevenir enfermedades diarreicas y hasta el cólera. Esta es la razón por la cual desde la antigua Grecia el vino se ha considerado la bebida natural para acompañar los alimentos. Publicaciones científicas han comprobado que el vino puede ayudar a prevenir las infecciones por “Helicobacter pylori”, bacteria que se asocia comúnmente a gastritis, úlceras de estómago y también al cáncer (BMJ 1995). A la luz de la ciencia moderna el vino ha sido reconocido como ayuda en todo el proceso digestivo.

Vino y diabetes

Según las recomendaciones de la Asociación Americana de Diabetes, los pacientes que reciben insulina deben ser cuidadosamente supervisados por endocrinólogo y nutricionista. En cambio, quienes padecen diabetes tipo 2 y llevan un adecuado control dietético, el consumo moderado de vino disminuye el riesgo de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular (Diabetes Care 2014-2019).

Moderación

La insistencia de todos los estudios científicos sobre el consumo moderado es tan importante que ya se ha determinado científicamente cuál es la cantidad ideal de vino a consumir diariamente: 2-3 copas (150 a 250 ml).

Conclusión

Documentos científicos de gran altura académica, incluidos de la OMS y la FAO, concluyen que el consumo moderado de vino es un hábito saludable. Así que la observación de Louis Pasteur en 1865 de que “el vino es la más sana de todas las bebidas” está claramente apoyada por una buena evidencia científica.

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